No de lectores anónimos
23 de octubre de 2013
Pocos Recuerdos
La vida va tomando el curso, me voy adaptando a las circunstancias.
Pasan cosas de todo tipo: mi hermano atropellado, el primer cumpleaños de mi papá que puedo compartir con él, una noche de parranda que terminó en cuarto de hotel, una relación que se extiende en los años y en las ciudades (Manizales, Bogotá y Santa Marta), dos recuerdos clavados al lado izquierdo-oscuro del corazón que se entierran pero no desaparecen, mi familia en Manizales tan dependiente como siempre, mi familia de acá tan caníbal...
La semana pasada vino alguien de Manizales, me encantan los reencuentros que solo tienen buenos recuerdos, nos vimos, hablamos en medio de un parque y después nos fuimos de fiesta, allí tomamos y nos sinceramos, después terminamos en La Candelaria en un cuarto de hotel, llenas de alcohol, de miedo y de ganas, pasó lo que casi nunca pasa... pero ya nos conocemos el cuerpo y amanecimos abrazadas. Después corrimos a su casa y después a la mía en la que pude dormir como hace mucho no hacia. El cuerpo relajado y la mente en blanco, sin esta ansiedad que me come desde adentro y que ya aprendí a disimular.
Pero esos dos recuerdos me abandonan mientras me ocupo del periódico, de las notas o de los escritos... pero después cuando estoy sola y no hay en que ocupar la mente, se me aparece un signo de interrogación en la cabeza ¿Por qué? y aunque sé que es una perdida de tiempo, puesto que no tengo ninguna culpa, si siento el dolor de la traición y el engaño... es como si una parte de mí se hubiese perdido para siempre, es como si la niña que creía sin más en unos ojos que parecen sinceros y en el amor, se hubiese ido y ahora solo queda alguien que duda hasta de su mejor recuerdo. Espero que pronto pase el invierno y que el otoño barra toda la tristeza vacía que siento.
No quiero pensar más en ellas... pero en sueños recurrentes las veo besarse y amarse no puedo evitarlo, al otro día las pienso. Solo me queda llorar hacia adentro, porque sé que de mis sueños a la realidad no hay ninguna diferencia.
Dos de mi mejores amigas (Jacque y Naty) se van a casar, están con alguien y yo sigo preguntándome porque las relaciones largas nunca se me han dado, ¿Por que el amor me huye? ¿Porque el desengaño ha sido tan cabrón? quiero pensar que hay una respuesta y la respuesta será esa mujer de carácter, capaz de amarme con todos mis miedos y defectos, que no tenga miedo a vivir y a sentir pero por sobre todo que sea leal.
Quiero ir a Santa Marta y hacer el amor como nunca lo hemos hecho, quiero ir a Manizales y comprobar lo fuerte que soy, quiero irme a otro lugar... porque mi vida sigue estando en otra parte.
De momento seguiré leyendo 1984 y pensando en 2050.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario